No hay capitán

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Corto y conciso. Los ojos rebalsados de colores y lugares como el decorado de una película. Las caras a veces quedan chicas para contener semejantes sonrisas. Esto resume todo, sin embargo voy a hacer el intento de escribir un poco más sin arruinar el encanto.

No soy muy original si describo playas maravillosas de aguas cálidas y arenas blancas. De hecho, creo que podría hacerlo cualquiera sin estar acá, así que ni siquiera lo voy a esbozar.

Lo más loco de todo, es que uno se termina acostumbrando a esto de sentirse todo el tiempo como participando de una postal, como Interactuando con las fotos que aparecen en las revistas. Me termine habituando a las playas de novelas y siento a veces que finalmente estoy viviendo las historias que escuche siempre con tanta atención. Ya no me llaman la atención algunas cosas que veo pero cuando caigo en la cuenta de donde estoy y donde estuve, no puedo hacer mas que sentirme reconfortado.

Ahora que lo escribo, lo pienso mejor y es cierto eso de que a lo bueno, uno se acostumbra rápido (solo espero que lo bueno no pase pronto como dicen también…)

Solo quien se ocupa de la programación de I-sat sabe las veces que mire “La Playa”, si, esa con Leonardo Dicaprio que todo el mundo pasa por alto. La película no es tan buena pero es una de las pocas películas de mochileros más o menos decente. Bueno, esa playa. Esa misma, es la que tuvo el monopolio de mis ojos por un buen rato en vivo y en directo, y es la que alguna vez también vi en forma de foto pegada en la pared de aquel hostel, con frio y muy lejos de aca. Fue en año nuevo y pedí un deseo. No esta completo, pero yo creo que hice lo posible para hacerlo realidad. (Buscando el eje, no sin varios desaciertos)

Hacer snorkel es como nadar en una pecera pero con la sensación de estar mirando una película en 3D. Un mundo desconocido para mí hasta ahora y una satisfacción enorme de haberlo descubierto. Escuchando las burbujas, solo y en la naturaleza. Peces de caprichosos colores y formas, en perfecta armonía como bailando van.

A quien le importa si llueve casi todos los días, cuando sale el sol después de unos minutos atravesando las pocas gotas que quedan en el aire para regalar mas colores? Estar acá, no es mi cofre de monedas de oro detrás del arco iris, sino simplemente el camino. No es poca cosa disfrutar del camino, ni creer en el cofre. No estoy seguro de que esto no sea un sueño, pero por las dudas, no me despierten ahora.

No todo es dulce y lamentablemente las sensaciones de estos días contrastan con otras más reales. Lugares excepcionales, invadidos por miles de turistas de pieles rojas por el sol y narices rojas por el alcohol. La palabra exacta es esa: invasión. Son muchos y pasan por encima lo que se cruza. Es muy triste ver como se desprecian la naturaleza y contaminan lo lindo del paisaje en nombre de la civilización. Ensucian y destruyen. Los locales, con la necesidad de trabajar tampoco miden demasiado y una vez mas, el mercado y la desmesura del consumismo se cargan también al paraíso.

Y como decía Doris: Nadaremos, nadaremos, en el mar, el mar, el mar. (o era: nada haremos, nada haremos en el mar… bueno, cada cual que interprete lo que quiera. Yo por el momento me quedo con las 2 versiones)

Sueño que va – Kameleba

///Gracias Ceci y Diego por las fotos tan lindas (Uds. sabrán quien saco cada cual)!!!