Y oigo una voz

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Para ubicarse, siempre el viajero buscaba el Oriente. De ahí viene la palabra «orientarse».

Eso lo leí por ahí, en la web y provenía de un famoso historiador argentino. Deber ser verdad, supongo.

Lo cierto es que estoy escribiendo este post mas tarde de lo que pensaba y ya casi obnubilado por los arrebatos del presente. Sin embargo, estas letras ya estaban escritas mucho antes de volcarse al papel (o mejor… de brotar del teclado)

La cosa es que no hay tal “vida real” mas allá de la que el presente determina. Varias veces escuche ya esa famosa pregunta o aquel deseo que reza por el disfrute de tiempos presentes antes de que venga la pesadilla de la “realidad”. Pues que difícil resultara si es que no se piensa en esos términos. Como es posible salirse de un lugar al que nunca se ha entrado.

Mas demonstración que esta que la vida real es solo un concepto efímero?

Pasa el tiempo y uno no esta ajeno a la vida diaria, pero tal vez esta sea completamente diferente a la que la normalidad nos acostumbró.

No sin mas, dejo en pausa estos viajes tan increíblemente cambiantes para entrar en otro tiempo y espacio, donde los manjares son agridulces. Sin querer, se llega al balance (sin que esto signifique un final). Se saca el subtotal. Ese parate que uno no sabe bien para que sabe en los tickets del supremercado. Bueno, este es el subtotal de mi viaje.

En ese renglón desencajado, tengo demasiadas cosas por contar y es porque me la pase cambiando de lugar, de gente, de olores, de sabores, de colores, de transporte, de actividad, de sensaciones y de vida. A veces cada semana, a veces cada dos y otras, cada algunos días. Hice tantas cosas como quise y muchas más de lo que imagine. Eso me reconforta y me llena de sensaciones.

Me encanta cambiar la piel y mudar de sensaciones. No tengo ni la mas pálida idea de lo que es la vida, pero si de algo estoy seguro es que la mia se trata de cambiar, de ir andando siempre y viendo que viene después.

Capaz que de nuevo estoy escribiendo sin pensar en que las fotos no tienen nada que ver con lo que dice el texto, puede ser. Pero si alguien intenta entender esto sin ver el resto, ya es muy tarde.

Quiero seguir con el blog porque me entretiene, me gusta y me obliga a sentarme a pensar acerca de lo que me interesa. Poner la cabeza a mover los dedos para escribir, no es un ejercicio menor y yo lo he disfrutado y lo seguiré haciendo. Ahora, probablemente escriba sobre otras cosas. Sobre vivir (o sobrevivir, depende como suene ante oídos distraídos) en el patio de atrás de casa. En la otra punta del globo, con la aventura de seguir siendo el mismo, el que no para de cambiar y al que disfruta de cambiar.

Entonces, seguramente se alargue la frecuencia en la publicación y mute alguna que otra cosa más. Espero aprovechar estos primeros días y enfocarme en lo  que me asombra ya que como todo, de a poco uno se vuelve mas permeable al entorno y lo que te hace caer la mandibula al principio, luego se convierte en tu paisaje de todos los días y ya no es tan maravilloso.

Despacito y por la orilla, voy a transitar el camino de ser un “expatriado” como le dicen acá… No estoy tan de acuerdo con el término. Es mas, creo que no tiene nada que ver con el concepto. Al menos el que a mi me atañe.

Somos los que somos y estamos los que estamos. Así se revolcó el toro.

Mas alla de la frase del comienzo, creo que me quedo con esta de Confucio, que leí en algún negocio de Singapur:

“Wheresoever you go, go with all your heart” (dondequiera que vayas, ve con todo tu corazon)

El cuarteto de Nos – Ya no se que hacer conmigo