If you know what I mean

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Por fin llegue a Jakarta, con el ánimo por el piso y los bolsillos llenos de tierra. Creo que todo el trajín del tren más estos días de micro me están dejando sin fuerzas para seguir andando sin parar. Solo de pasada en la mega ciudad  superpoblada. Muy de pasada.

8 horitas mas de tren y llego a Yogyakarta, Yogya para los amigos. No se si fue la compañía o la ciudad en si pero me encanto el ritmo de las calles (a pesar de que hay muchísimas motos y por momentos se vuelve complicado circular), la gente y sus actividades, las actividades culturales que hay alrededor de las muchas universidades y los murales en las calles. Todo eso, hacen un combo muy interesante.

CouchSurfing (http://es.wikipedia.org/wiki/CouchSurfing) me esta ayudando muchísimo a conectarme con los lugares y la gente. La gente normal, la que vive el día a día y no corre detrás de tu dinero. Conocí mucha gente y tengo nuevos amigos del camino. Hasta tuve mi propio Prebaker. Me acompañaron, me mostraron y me enseñaron.

Con el mismo espíritu y ya después de unos días de tranquilidad llegue a Bali, con las expectativas altas y muchos comentarios. No se si hice bien o mal, pero decidí pasar unos días de tranquilidad. Sin grandes sobresaltos y bajándome de los medios de locomoción (a excepción de la moto que me llevaba todos los días a la playa). Seguí conociendo mucha gente y haciendo lo que ellos hacen. Creo que así es como más me gusta viajar.

Campos de arroz, templos hinduistas y playa. Un poco de noche también (un poco mas salvaje que en Tailandia aunque esta vez me lo tome con mucha mas moderación), esa de os DJ de peinados raros y música repetitiva. Mucho bule (la forma de llamar a los extranjeros en Bahasa Insonesia) especialmente Australianos y Rusos. Ese es el resumen. En el medio, también Ramadan. Aunque Indonesia es un país mayoritariamente musulmán, en Bali predominan los hinduistas y los días de ayuno y oración no impactan tanto en el paisaje turístico.

Después de varios días de sufrirlo, puedo asegurar que lo peor de Bali es el tráfico. Nunca antes me había importado tanto como acá, pero es insoportable. Se tardan horas en llegar de un lugar a otro. Peor que en las grandes ciudades. Las distancias no son tan largas pero hay tanta gente y la infraestructura no es buena (según me explicaron por algunos motivos religiosos los avances son mas lentos(¿?)). Las calles están atestadas de motos y autos modernos, pero va todo muy despacio.

Alquile moto, tabla de surf y me hice amigos nuevos en la playa. Como en Sta. Teresita, pero esta vez sin vóley y sin los amigos de siempre. Esta vez me preocupe por pararme arriba de una tabla que empujaban las mansas olas (no siempre tan mansas).

Nobleza obliga a reconocer que los primeros días el mar me revolcó de lo lindo, pero deslizarse por el agua con el sol en la espalda me provoco una sensación de libertad increíble, en soledad, la tabla y el mar. Y la verdad, es divertido, por eso a veces me quedaba mas de la cuenta pataleando en la rompiente (no por gusto, sino por que el mar me maltrato de a ratos)

No se si aprendí a surfear, sin embargo me llevo un par de “nebulizaciones” con agua marina gratis y los conductos nasales y auditivos bien limpitos. Ah, el agua acá también es salada. Tome bastante.

Ahora en Kuala Lumpur, esperando volar a Australia, recién me pongo a escribir de corrido. En Bali, con tantas cosas por hacer me dio un poco de fiaca sentarme delante del monitor. La verdad, no paso nada demasiado interesante al margen de que disfrute Bali de punta a punta. Que no es poco.

 Positive Vibration – Gilberto Gil

Alpha Blondie – Wish you were here